¿QUÉ ES LA ANSIEDAD?
La ansiedad no patológica es un sentimiento experimentado por todos los seres humanos. Es una sensación normal que acompaña a las personas durante todo su desarrollo apareciendo cuando la persona se enfrenta a cambios o situaciones nuevas. Ejemplos de estas situaciones pueden ser el primer día de escuela, una cita con la persona que te gusta, los exámenes, entrevistas de trabajo...
Se considera que la ansiedad es un signo de alerta que permite a las personas prepararse para enfrentar las amenazas ordinarias del ambiente, es un mecanismo para la supervivencia. Es decir, se activa el sistema defensivo frente a una situación de peligro real. La ansiedad desaparece una vez que el peligro ha pasado.
Desde este punto de vista, la ansiedad es algo sano y positivo ya que nos ayuda en la vida cotidiana, siempre que sea una reacción frente a determinados peligros o problemas puntuales.
Sin embargo, en las sociedades avanzadas modernas, esta característica innata del hombre se ha desarrollado de forma patológica, y muchas personas la viven como una emoción negativa y muy desagradable. La ansiedad patológica es una respuesta disfuncional basada en la sobreestimación del grado de peligro (tanto de un estímulo interno como externo) y una subestimación de las habilidades o recursos personales para afrontarlo.
Un trastorno de ansiedad puede ser conceptualizado metafóricamente como un sistema de alarma hipersensitivo. El paciente ansioso experimenta innumerables "falsas alarmas" lo que lo mantiene en un estado de estrés constante.
Estudios recientes afirman que 1 de cada 4 europeos, sufrirá un ataque de ansiedad en su vida.
SÍNTOMAS
Los síntomas se manifiestan de diferente manera.
Físicamente el cuerpo reacciona como si hubiese algo que hacer de manera urgente, aunque el peligro no nos pueda hacer daño realmente. Así la respuesta desmesurada ante lo que provocó se traduce en síntomas como: taquicardias, sensación de ahogo, sensación de pérdida del conocimiento, transpiración, rigidez muscular, debilidad muscular, dilatación pupilar, dolor de cabeza, etc.,
Cognitivamente acaba afectando en nuestros pensamientos acerca de lo que nos rodea, viendo situaciones peligrosas con más frecuencia, creando un estado de hipervigilancia. Afecta a cómo vemos nuestra competencia a la hora de abordar esos problemas, quedando muy devaluada y afectando a nuestra autoestima. Ahonda en miedos existentes o creando otros nuevos.
Conductualmente nuestros actos se ven alterados desde un punto de vista más físico, como inquietud motora (movimientos de piernas, tics.) hasta dejar de hacer cosas que antes se hacían por temor (respuestas de evitación) o incorporar nuevas que son desadaptativas. En resumen, nuestra vida se ve condicionada negativamente.
La ansiedad también puede convertirse en un trastorno de pánico, (ver trastorno de pánico) en el que la persona cree que va a desmayarse, fallecer o sufrir algún otro percance fisiológico. Es común que las personas con ansiedad visiten la sala de emergencias con cierta frecuencia, y típicamente se sienten mejor luego de ser atendidas.
TRATAMIENTO
La ansiedad generalizada es un trastorno altamente tratable, un tratamiento adecuado mejora los síntomas de ansiedad al 90 % por ciento de las personas que lo padecen. Las últimas investigaciones científicas concluyen que el tratamiento más eficaz es la combinación de terapia farmacológica (cuando el cuadro es severo) y terapia cognitivo-conductual.
El tratamiento farmacológico, cuando es necesario, debe estar a cargo de un médico psiquiatra, preferentemente especialista en trastornos de ansiedad; y debe ser por un tiempo determinado. La dosificación de la medicación debe ir en descenso, en la medida en que el paciente mejore y esté recibiendo tratamiento psicológico.
En lo que se refiere a los tratamientos psicológicos deben estar a cargo de un psicólogo, preferentemente especialista en trastornos de ansiedad. La Asociación de Psiquiatría Americana, estableció en 1998, a la terapia psicológica cognitivo-conductual, como la más eficaz para tratar la ansiedad generalizada.
La terapia cognitivo-conductual, cuenta con una base científica, proveniente de la Psicología Experimental, de las teorías de Aprendizaje y del Procesamiento de la Información. Las técnicas utilizadas en esta terapia actúan a nivel fisiológico (cuerpo), emocional (sentimientos), cognitivo (pensamientos), y comportamental (comportamientos).
La terapia tiene como objetivo enseñar a la persona a construir pensamientos, a emocionarse, a comprender y a controlar sus síntomas corporales; formando nuevas secuencias no patológicas, incompatibles con el trastorno que padece. El propósito es que estas nuevas formas sean asimiladas como un repertorio de recursos disponibles, dentro del conjunto de la personalidad.
El modelo cognitivo del trastorno de ansiedad establece que un individuo que sufre ansiedad, lo hace porque tiene una firme tendencia a interpretar de una manera catastrófica las demandas del entorno. Los pensamientos automáticos negativos están en la base de los problemas de ansiedad, por ejemplo,
"No puedo soportar que las cosas me vayan mal, y no deben irme mal, ya no veo nada bueno en mi vida"
"Si fracaso en algún hecho importante, como no debo, ¡Soy un fracaso total y completamente indeseable! ¡Esto es horrible!”
"Nunca conseguiré un empleo" "Siempre estaré así"
Una persona esta viendo la estadística de accidentes de tráfico por la televisión y se le pasa por la cabeza: "¿Y si me ocurriera a mi?"
El círculo vicioso de la ansiedad se rompe trabajando en las siguientes direcciones:
Psicoeducación: explicaciones acerca de la naturaleza de la ansiedad.
Técnicas de respiración y relajación. El objetivo fundamental de los métodos de relajación consiste en la producción bajo control del propio sujeto de estados de baja activación del sistema nervioso autónomo. Estos estados de baja activación se logran como una consecuencia del establecimiento de determinadas actitudes y actividades cognitivas. Su logro repercutirá en un mayor autocontrol de sus conductas emocionales, comportamentales e intelectuales.
Técnicas de reestructuración cognitiva (cambio de pensamientos). Retos a creencias negativas o incorrectas; reemplazo de pensamientos negativos; técnicas para entablar auto-charlas positivas; técnicas específicas para tratar la ansiedad; etc.
Técnicas de exposición en imaginación y en vivo de situaciones estresantes.
Cambios en la alimentación; por ejemplo, eliminación gradual del café, chocolate, azucar, tabaco y alcohol. Algunos pacientes reportan reducciones considerables en su ansiedad solo tomando estas medidas.
En el caso de que el paciente reciba medicación, se realizan informes al psiquiatra para darle a conocer los progresos psicológicos que permitan la disminución de la medicación hasta su suspensión final.
* Nota: La información facilitada en este portal es sólo de carácter orientativo. Recuerde que únicamente el profesional de la salud está capacitado para efectuar un diagnóstico.